Estos son algunos de los detalles que hacen que Budapest sea una ciudad viva, llena de movimiento, amable hacia sus habitantes y que hacen que uno quiera descubrirla.
Los cafés. En cada barrio hay muchos y de todos los estilos. Unos pequeños.
y otros más imponentes. Noten el pianista.
Así si dan ganas de hablar de arte y filosofía, incluso de política... Yo ya estaba lista para redactar un referendo...
Y después, algo para la salud del cuerpo:
Un baño termal al aire libre en mitad del invierno. Mientras el cuerpo se sumerge en aguas minerales a 38˚C la cabeza se conserva fría a -2˚C. Y si hay suerte ese día el sol brillará un poco y los rayos penetrarán las nubes de vapor que cubren la superficie del agua y cuando uno mire al cielo las palomas pasarán volando sobre la gaseosa estatua de una venus y será, realmente, un gran momento.
En una ciudad así se puede caminar a lo largo del río aunque sea un día gris y revisar si han adelantado los trabajos de restauración de la iglesia en la colina
o se puede pasear por la sinagoga.
Y afortunadamente cuando uno no quiere caminar está el tranvía que llega a las colinas y atraviesa los barrios.
Una ciudad que tiene leones de piedra por todas partes es demasiado chévere.
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