27 de enero de 2010

Paseando por Budapest, segunda parte



En siete días de caminar mucho nos enamoramos de Budapest. Se requiere más tiempo para descubrir una ciudad, sobretodo si es una llena de épocas y detalles como esta.
Estos meláncolicos techos me hacían soñar con un taller bajo alguna de esas cúpulas y con un piano para que mi chico interpretara a Liszt mientras tomamos los maravillosos vinos nacionales.

 

Otro día fuimos a caminar por el barrio judío. Salvaje y en aparencia decadente pero vital.

 
 Este día llovío mucho, pero a Budapest la lluvía le sienta muy bien.



Estas fotos son de la Plaza de la Libertad, con enormes edificios de varios estilos y capas de tiempo que volvieron verdes esas cúpulas y negras unas paredes. Justo ahí queda el último monumento de la era comunista.
 

 
Calles y calles de hermosos edificios

 
Aquí el capricho de un banquero: su propio palacio art nouveau.

Y ahora la noche...

 
Así se veía el Parlamento desde la orilla de Buda

 
Y así se veía Buda desde la orilla de Pest. A lo lejos el Palacio.

 
La primera noche cruzamos este puente entre la neblina que subía del río y nos perdimos en el tiempo.

En la tercera parte: Budapest es demasiado chévere!

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