7 de septiembre de 2011

Una nueva vida


Esto es lo que veo desde mi ventana si me levanto justo cuando está saliendo el sol

Al fondo los edificios del Cabrero con la laguna brillando y más cerca las fachadas de la ciudad vieja teñidas de lila. Y el mar, que a esa hora se esconde detrás de la bruma.

¿Y cómo terminé aquí, en Cartagena de Indias? Como siempre que deseo algo, lanzando una frase al viento y muy cerca al oído de mi amado. 
Regresar a Bogotá después de cuatro años en el idílico pueblito alemán resultó demasiado ruidoso, frío y perturbador. Queríamos sentir el sol y ser vecinos del mar, así que nos arriesgamos una vez más, empacamos y nos lanzamos a la aventura caribe.

Una señora del barrio Getsemaní toma el fresco

Fue difícil para mi dejar el hermoso taller que compartía con una querida amiga en Bogotá y hacerme a la idea de empezar de nuevo, por milésima vez en mi vida, bueno, por séptima vez. Contar con la soledad de quien llega a una ciudad sin tener amigos. Dejar a mis clientes y al amado barrio de los joyeros del centro donde ya todos nos conocemos.

Las calles de Getsemaní

Ahora vivo en esta hermosa ciudad, La Heróica, entre luchadores del día a día, viajeros y exiliados del interior; entre tiempos de leyenda y dura actualidad.

Castillogrande

Y debo decir que esta nueva vida es deliciosa pero no fácil. El increíble calor y el mar traen consigo retos que no entran en los cálculos de quien no es de estas regiones ardientes. Se necesitan mucha energía y jugos de frutas para llevar a cabo cualquier tarea. Pero...

 Foto de Pablo Abitbol

Allí cerca está la hermosa playa que recarga y alivia, repleta aún de maravillosa proteína


y los atardeceres majestuosos seguidos por noches de brisa


Si. Me gusta esta nueva vida y me emociona planear el futuro de LIRIO. Por cierto ya empecé a trabajar, pronto les mostraré lo que surge.




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