25 de octubre de 2010

Nuevo Hogar

Atardecer en Bogotá      Foto de Pablo Abitbol

Ya hace casi tres meses que Bogotá es mi hogar otra vez. Esta ciudad de atardeceres magníficos y violentos, de lluvia sin fin, casas muy frías y de vez en cuando sol abrasador. Aquí nací y viví por muchos años. Amo y odio a esta ciudad.

Me digo a mi misma que no tengo tiempo para escribir en el blog pero me encuentro muchas veces mirando largo rato por la ventana hacía esos atardeceres tratando de digerir lo que pasa a mi alrededor; tratando de reconciliar el sueño de paz que fueron los años anteriores en mi pueblito alemán con el desenfreno desgarrador que es vivir en esta ciudad, en este país, en este siglo.
Nunca había visto a mi ciudad tan pobre, tan rota, tan llena de lágrimas. Y mi corazón está muy triste.

Así que por favor ténganme paciencia mientras recobro la fuerza, la ilusión y adquiero una coraza protectora. Prometo no volverme ciega e indolente.

Ahora que revelé la atmósfera actual de mi alma me parece sincero, incluso terapéutico, volver a este espacio. Veremos si LIRIO vuelve a florecer como sólo las flores de estos Andes saben hacerlo y si LILI se hace fuerte y feliz de nuevo.

Los dejo con algo que si estoy disfutando cada día: los colores, los olores, los sabores y la exhuberancia de este suelo.
Plaza de Mercado de Paloquemao en Bogotá

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