Magnífico. En una de las quebradas de Minca pude observar la metamorfosis de un rana paso a paso. En distintos puntos de la quebrada se desarrollaban varios grupos de huevos que iban en etapas diferentes. Los ví desde que eran puntitos negros inmoviles, después cuando ya eran más bien una coma de colita diminuta agitándose dentro del huevo hasta que libres, los renacuajos empezaban a nadar y buscar aguas más profundas.
25 de febrero de 2012
22 de febrero de 2012
4 de febrero de 2012
Tesoros del Caribe Segunda Parte
Después de varios días de montaña en Minca bajamos de la Sierra para visitar las hermosas playas de Palomino.
La vegetación de la Sierra se extiende frondosa hasta llegar a las playas. El viento es fuerte y los pescadores luchan contra las olas encabritadas para poder sacar sus botes mar adentro. La bruma humecta constantemente la selva en este paraíso.
Desde la Sierra corren numerosos ríos que van a dar al mar y a lo largo de la región de Palomino se encuentran varias de estas desembocaduras. Allí es un placer dejarse arrastrar por la suave y dulce corriente del río para después saltar al brioso mar.
Detrás de esas montañas se encuentran los picos nevados que no quisieron revelarse a nuestra vista.
Palomino es un lugar muy hermoso. Salvaje aún a pesar de estar cada vez más presente en el radar de muchos viajeros nacionales y extranjeros.
Al frente de la playa estaba La Sirena, el fabuloso hostal donde nos quedamos. Dormimos en hamacas bajo un techo de palma tejida y nos depertaba temprano un cachorrito para ir a jugar a la playa.
Durante el día caminabamos hacía la desembocadura de los ríos y luego tomabamos largas siestas en la playa. Por las noches un poco de ron y todas las constelaciones en el firmamento.
Adoré estas vacaciones por la compañía, por los nuevos amigos que hicimos y sus diversas formas de vida, por la belleza de la Naturaleza pero sobretodo porque de tanto en tanto me hace falta volver a lo básico: unas camisetas y un cepillo de dientes, agua, pescado, dormir al aire libre, no mirarse en el espejo, sentir la incomodidad, adaptarse a ella y volver a ser libre de tanto comfort urbano.
Fotos de Pablo Abitbol
Aquí la primera Parte de Tesoros del Caribe: Subiendo la montaña.
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