Muchos años atrás, cuando decidí convertirme en orfebre vino a mi mente una imagen: que yo pasaría horas en la soledad de un taller y ante el resplandor del fuego transformando metales preciosos y gemas en objetos con alma. Me fascinaba la idea de crear y soplar cierto espiritú en las pequeñas esculturas de metal.
Este es un objeto creado con la intención de que quién lo porte recuerde su fuerza y las lecciones aprendidas. Es un talismán para una amiga mía.